martes, 25 de marzo de 2014

Sobre el contenido político en la música pop.


1- En 2009 colaboré en el libro colectivo Listas negras en Hollywood. Radiografía de una persecución con el texto “Cine negro, tragedia urbana: consideraciones sobre Rififí y Noche en la ciudad”, escrito junto a mi amiga María Velasco, a propósito de dos de mis películas favoritas de Jules Dassin, cineasta al que admiro profundamente no solo por su talento a la hora de narrar historias, sino también por su compromiso ético y fidelidad innegociable a sus principios. Si bien nosotros nos centramos en un autor que decidió seguir leal por siempre al Partido Comunista y que prefirió exiliarse por el resto de sus días antes que declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas, el estudio de esa época también te permite entender la postura de otros antiguos compañeros que, acorralados entre la espada del macarthismo, que les decía sobre qué no podían escribir, y la pared del Partido, que les decía qué debían escribir y cómo debían hacerlo, no fueron tan contundentes en su decisión como lo fue Dassin y decidieron primar su libertad artística frente al sometimiento creativo que la militancia les exigía.

2- Salvando todas las distancias (y realmente creo que quien no entienda el símil es porque no quiere), esa situación me recuerda en algunos aspectos a lo que vivimos hoy en día en España: opresión y censura creciente por parte del poder establecido, férreo control de los medios tradicionales (y mayoritarios) y silenciamiento de la voluntad popular, que contrastan con la concienciación política creciente de la ciudadanía. En este contexto, se viene produciendo una glorificación creciente del contenido político en la música que, por un lado, me parece entendible, pero a la que también le veo muchas lagunas.

3- Falta de autocrítica. Todos hemos visto como últimamente proliferan artículos en los que se lamenta y denuncia la abulia crítica y el desapego social característicos del indie. Lo entiendo. Es evidentemente que hemos sido una generación terriblemente ombliguista, tradicionalmente centrada en nuestros problemas individuales y poco dada a mirar más allá de nada que no nos afecte de manera directa. Entiendo menos que todos los artículos estén escritos en tercera persona. No he visto ninguno en el que algún periodista lamente haber alabado discos que contribuyeron a los males que ahora se denuncian y ridiculizado otros cuyos discursos políticos no eran menos obvios que muchos que ahora se encumbran. El problema siempre son los otros. La fe del converso es la más arrogante de todas.

4- No es raro escuchar enunciados similares a “¿cómo se puede escribir sobre otra cosa con-la-que-está-cayendo?”. Imagino que los defensores del tal argumento no hablarán con sus amigos ni de fútbol, ni de la serie de moda, ni de lo fantástico que es el restaurante al que fueron el viernes o de lo desolados que están porque su pareja les haya dejado. Si no es así, no entiendo porqué la música habría de ser distinta a cualquier otra faceta de la vida y debería limitar su contenido al tratamiento de una única disciplina.

5- Todos sabemos que el periodismo cultural sufre una crisis tan dura como la que padece la propia industria cultural. Cada vez hay menos periodistas especializados en los grandes medios, y los que quedan cada vez tienen peores condiciones. Con todo, tenemos la suerte de que aún quedan algunos que resisten, y entre ellos hay alguno que se ha mostrado reiteradamente crítico con la falta de contenido político en la música española. A ellos les invito a que por cada cinco artículos en que se mencione el ombliguismo de los músicos escriban al menos uno en el que se hable de quiénes son los accionistas de sus periódicos, de la deriva progobierno y probipartidismo en la dirección de los mismos, etc. Por ejemplo, sería una pena que cualquier periodista que trabaje en el grupo PRISA y reúna las condiciones arriba mencionadas perdiese la oportunidad de denunciar desde dentro la vergonzosa cobertura que El País hizo de la Marcha de la Dignidad.

6- A mi abuela todas las películas con perros le parecen buenas, sea Socios y sabuesos, Beethoven, Bombón el perro o Colmillo blanco. Porque en ellas salen perros. Últimamente parece que cualquier canción política es buena por el simple hecho de ser política. Me gustaría pensar que nuestro criterio a la hora de apreciar la música es mayor que el de mi abuela a hora apreciar el cine.

7- Yo no hago canciones políticas por el mismo motivo por el que no tejo mis propios jerseys, horneo mi propio pan o cultivo mis propios tomates. Por el mismo motivo por el que no hago tantas otras cosas que me gustaría hacer: porque no sé y porque me parece muy complicado. A veces he escrito letras de contenido político más o menos explícito y nunca he quedado ni medio satisfecho con ellas. Si alguna vez escribo alguna que me convenza (y que convenza al resto del grupo), la publicaremos. Hasta entonces, creo que es una virtud saber cuáles son mis limitaciones.

8- Ahora voy a salirme brevemente de la cuestión musical para abordar una cuestión que si bien la toca solo tangencialmente, lo hace de manera muy relevante. Desde que la crisis empezó a afectar a algunos sectores, es decir, desde que alcanzó  a aquellos que pensaban que nunca les iba a alcanzar, se repite a modo de mantra una mentira que me toca especialmente las pelotas: “aquí nunca existió la clase media”. De acuerdo con ese supuesto, en España todos éramos clase obrera y los únicos que vivían bien eran Rato y Blesa. Eso sí, mientras que algunos de esa clase obrera tenían segundas residencias, Semana Santa en la playa, vacaciones en el extranjero, viajes de intercambio y másters de postín, otros teníamos ropa heredada de nuestros parientes, vacaciones en casa de los abuelos y a Muzzy. Y ahora algunos de los miembros del primer grupo nos quieren decir a los del segundo qué es lo que tenemos que hacer, qué es lo que tenemos que pensar y cómo debemos de actuar. Mi punto de vista es que se puede tener el botín o la superioridad moral, pero no las dos cosas.

9- ¿Quiero decir con esto que cualquiera que haya podido tener mejores estudios gracias a la posición de su familia, que ocupe o haya ocupado un puesto de trabajo con un buen sueldo, que, en definitiva, haya tenido una vida más afortunada que la tuvimos otros, está desacreditado a la hora de hablar de conciencia social o compromiso político? ¿No es algo así lo que dicen los de Intereconomía del Gran Wyoming y los actores del cine español? No, no me refiero a eso. Lo que sí sucede es que desconfío de las revoluciones burguesas, porque si queremos saber de qué lado estarán muchos cuando dentro de unos años una nueva burbuja se empiece a inflar, solo hace falta estudiar la historia y ver qué les sucedió a tantos otros cuando la enfermedad del comunismo se la empezó a curar la edad.

10- En defintiva, me parece perfecto que haya quien haga canciones de contenido político (y más, efectivamente, con-la-que-está-cayendo). Algunas de ellas (las menos) me gustan, y otras no. Me parece perfecto que haya quien defienda la necesidad de la canción política. Algunos de sus argumentos (los menos) los comparto, y otros no. Pero no soporto que se nos diga sobre qué temas debemos escribir y que se utilice el compromiso genuino y la conciencia social sincera de algunos para hacer proselitismo barato. Soy hijo de un taxista y de una mujer que limpiaba casas hasta que tuvo que cuidar de mis abuelos, que fueron trabajadores de fábrica y agricultores, respectivamente. Llevo trabajando desde los dieciséis años y si he podido estudiar ha sido gracias al esfuerzo de mis padres y a las becas. Y con todo, a día de hoy ocupo un puesto de trabajo muy por debajo de mi cualificación. Sé quién es el enemigo, no me gusta que según que gente quiera enseñarme cómo hacer la revolución y no soporto que nadie me dé clases de dignidad obrera.

lunes, 10 de marzo de 2014

Canciones que nos enseñaron a vivir.


Hoy se ha anunciado que se va a reeditar en vinilo Déjese querer por una loca, el primer disco de La Costa Brava y, creo, mi favorito suyo (anda ahí, ahí, según el día, con Llamadas perdidas). Así que me ha parecido una buena oportunidad para hablar de ellos.

Como le sucedió a tanta gente, La Costa Brava fue el grupo de mi vida. Sin tener tanto éxito comercial o de crítica como otros, es imposible encontrar un grupo al que tantos sintiésemos como propio, como parte de nosotros mismos. Y así, años después de la muerte de Sergio, no es raro encontrarse con gente que recurra al adjetivo costabravista a la hora definirse.

Supongo que esto se explica porque La Costa Brava nunca fue solo un grupo, sino “la historia de una amistad”, como dice Fran. Había verdad en todas sus canciones, incluso en aquellas que eran mentira, y por eso conviene volver de vez en cuando a ellas, porque con ellas aprendimos a vivir.

Fue aquel verano cuando aprendí a ver las cosas de otro modo.



Melancolía hedonista. La Costa Brava era el último día del verano. No sabemos cuánto tiempo nos queda en esta playa, así que vamos a intentar pasárnoslo bien.

Tener que compartir bebidas a tres euros…



Optimización de recursos."Y en la portada está una tal Christina Aguilera medio desnuda". ¿Hace falta decir más?


Déjese querer por una loca: es único.

 

El cine indie lleva treinta años haciendo películas que retratan la fascinación por la manic pixie dream girl de turno y ninguna lo ha sintetizado tan bien. Con una loca nunca te aburres.


…y fue vencido por primera vez.



Madurar te obliga a descubrir tus propios límites.


Vienen tan diferentes e iguales… En cada una de ellas es diferente y es igual.



¿Cómo comentar esto sin meterme en un lío? …


Yo quiero morir sin dejar de existir y poder beber sin pasar por la sed.



Mucha gente se echará a reír si les explicas que las canciones de La Costa Brava constituyen el relato de una crisis existencial. No os fiéis de ninguna recomendación literaria de esa gente, que os estarán vendiendo un pufo de cuidado.


El más bello animal mata por placer.

 

“Tiras de mí causando estragos, ves a través de la niebla, estás fatal, total, pero apúntame tu nueva dirección”. Hay piedras en las que uno no puede evitar volver a querer tropezar. Nada más sexy que una mujer que mata por el placer de matar. 


Solo pienso en ser feliz y tendría que olvidar que la vida para mí es la realidad.

 

Realidad inventada: al leer la frase de arriba, original de una canción de Los Módulos, es imposible no recordar otra gran frase de Sergio: “tengo un podio en mi casa; soy el primero cuando quiero”. Una de las frases que más recuerdo a Fran y a Richi es que “un grupo es una excusa para vivir por encima de tus posibilidades”, y creo que nadie ha conseguido explicar mejor en qué consiste esto de la industria musical en España.


Vamos a hacernos los interesantes.


 
Cuando hablaba de que incluso las canciones que eran mentira, eran verdad, me refería a esto. “Todo lo que nos pasó, al contarlo fue mejor”. La Costa Brava eran como un mago que, al término del espectáculo, desvelaba los trucos. Lógicamente, había otros magos a los que eso no les hacía demasiada gracia.


¿Quién te recibe al regresar después de una gira triunfal con una botella de champán?



Yo soy muy de tener depresión postparto: después de salir a tocar, después de grabar un disco… Uno se enfrenta a cada una de esas tareas esperando encontrar la felicidad en ellas, y al terminar solo queda un vacío nuevo.


Y quise cambiar de vida con la chica del 2º B y llamé al 2º C.



Nos ha pasado a todos, ¿no?


Te miraré a los ojos con nieve en mi bigote y te diré muy serio cómeme… tu primero.



Lo único más tierno que un gamberro de diez años es uno de cuarenta.


¿Qué más puede darte el mundo, si cada segundo es una primera vez? Somos verdaderos gigantes y a cada segundo nos mata David.


 
Todos somos especiales.


Te las prometías tan felices…


 
Nadie es especial.


Y ese novio tuyo que te sirve de protección aunque lo intente nunca entenderá ciertos mensajes en tu móvil.


 
Una vez un chico le comentó a otro de los rusos que Tus padres, tu novio, tú y yo le gustaba mucho, pero que a la vez le ofendía, porque él tenía novia y yo siempre andaba hablando de las novias de otros en las canciones. Poca gente en el pop español ha tratado la infidelidad con tanto gusto como Fran.


Quiero ser un hombre bueno, pero todavía no.



Creo que de todas los versos de Fran, éste es el que más me gusto y en el que pienso más a menudo. También creo que es el que mejor describe el espíritu de lo que fue La Costa Brava.


Yo tengo ese superpoder.


 
De todas las lecciones aprendidas de La Costa Brava, ésta es la más importante: fingir acentos ayuda a follar. Ayuda mucho.


Ríos quiero atravesar antes de ser mayor.




Mayooooooooooooor.


Seguimos siendo novios hoy, quiero decir, que tú estás loco y no lo sabes.



A vosotros no sé, pero a mí sí que me ha pasado que era novio de alguien y no me di cuenta hasta después de un tiempo.


No, nunca sucedió lo de aquel día. No me acuerdo ni yo.



INTERIOR NOCHE. BAR DE COPAS. SÁBADO. SEIS DE LA MAÑANA. “Yo no he visto nada y tú no has visto nada. ¿Trato?”


¿Dónde están ahora?


 
Esas canciones raras que sonaban en la radio, ¿dónde están ahora que sabemos tocarlas? Todos los expertos que nos dieron por muertos, ¿dónde están ahora? Sabemos seguir vivos. ¿Dónde están?


Esos tres años que pasé detrás de ti…



En definitiva, todos esos años fueron los mejores de nuestra juventud.