Orfidal y caballero es
la más antigua de todas las canciones que hay en Tiempo de nísperos, aunque tardamos en decidirnos a recuperarla
para el disco. La primera versión de la canción, que tiene muy poco que ver con
la definitiva, surgió antes que la mayoría de las canciones de Hijo único, antes incluso de que saliese
Sí a todo, entre octubre de 2010 y
febrero de 2011. Y me acuerdo tan bien de la fecha aproximada en la que
probamos con esta canción por primera vez porque en esos primeros intentos no
era Eli quien tocaba la batería, sino Pablo Magariños.
No es que los Rusos nos diésemos un tiempo con nuestra
pelirroja favorita, sino que, jovencita ella, se fue de Erasmus a Bélgica
dejándonos compuestos y sin ritmo. Eli aprovechó su estancia para, entre otras
cosas, sernos infiel con algún proyecto musical en el que ella llevaba la voz
cantante, y nosotros la correspondimos buscándole sustituto en la forma de un
riojano fornido.
Creo que en el mismo ensayo en el que probamos Orfidal por primera vez también hicimos
un primer intento de Mono divertido y
de Pelo largo, una canción muy Beach
Boys que nunca llegamos a terminar en cuya letra contaba cómo evoluciona la
historia de amor entre un chico y una chica a través de los diferentes cortes
de pelo que ella se hace: “El verano en que te conocí tenías novio y el pelo
largo. Me besaste por primera vez la noche antes de irte de Erasmus”. Luego
Betacam cogió un poquito de esta idea para la letra de Los días, de Templeton, cosa que queda del todo convalidada por
“las cosas guarras” que yo le cogí de su Machintosh
para la letra de Broma antisemita.
Como veis, somos gente incestuosa.
Supongo que el motivo de que nos saliesen tantas canciones
por aquella época residía en la frustración de tener el Sí a todo grabado y guardado en el cajón sin nadie con quien
editarlo (tiempo después descubrimos que los cd-r’s que mandamos a los sellos
estaban mal grabados y no se oían). Y además de esa frustración, era el primer
año del grupo con esta formación y, con el entusiasmo, no podíamos parar de
crear. Ya sabéis que en los primeros meses de una relación se folla mucho.
Luego ya se folla menos, pero mejor.
Dentro del apartado personal, yo, por aquella época, y tras
haber pasado mi particular travesía del desierto por el mundo del ligoteo
después de mi ruptura con Arti (¿no os pasa que, después de romper con alguien,
tenéis la certeza de que no seréis capaces de encontrar alguien con quien
follar nunca más?), me veía con bastantes chicas. Pero no era feliz con ninguna
y todas terminaban por echarme en cara cierta melancolía intrínseca a mi
carácter, lo que me desconcertaba mucho, porque yo ya les había avisado
claramente de que, sí, soy un hombre triste. El hecho de que lo diga con una
sonrisa no lo hace menos cierto.
El caso es que a mí, a partir de esto, se me ocurrió la idea
de hacer una canción de tono festivo en la que un hombre nos hablase de su
tristeza y de cómo ésta le impide triunfar en sus relaciones amorosas, pero no
lamentándose por ella, sino celebrándola en cierto modo. Como si fuese su
particular Desfile del Orgullo Triste. Y pensé que a la hora de contar miserias
de forma festiva, poca gente hay mejor que The Magnetic Fields. Y me obsesioné
con estas dos canciones:
Pero, como os decía, a pesar de haber llegado antes que
otras canciones que teníamos, la dejamos aparcada. Por un lado, porque el tema
tenía desde el principio cierta vocación electrónica que hacía que no encajase
para nada en las intenciones guitarreras de Hijo
único. Por otro, y aunque a Laura y a mí nos gustaba bastante el concepto
de la canción (creo que a Iván y a Eli tampoco les parecía mal), a Betacam no
terminaba de convencerle. Y es que creo que, por lo general, la curiosidad de
Javi a la hora de acercarse a una canción, se despierta mucho más a través del
tipo de producción que ésta le pueda sugerir que por la canción en sí misma.
Así que me costó convencerle para que nos pusiéramos a trabajar en ella. Hasta
que le propuse que llevase la canción totalmente a su terreno, esto es, que
hiciera un hit electrónico. Yo tenía en mente algo como esto, que es otra
canción que me obsesiona:
Y parece que a Betacam le convenció más lo de tirar la
canción por ese camino que mis constantes referencias a Stephin Merritt, así
que cuando acabamos de dar forma a la estructura de la canción, y solo tres
horas después de haber salido de su casa, ya me mandó una versión solo a base
de sintes que, la verdad, de bien que le quedó, está para publicar tal cual. Orfidal y caballero es la primera
canción que tuvo remezcla antes que versión oficial.
Pero lo cierto es que, aunque esa versión está muy bien y
esperamos poder editarla en algún disco de remezclas, era un poco excesiva en
lo electrónico para nosotros. Tenía más de Betacam que de Rusos, y casaba
regular con las demás canciones. Y si a Betacam no le convencía del todo las
primeras aproximaciones a la canción, ahora era a Laura a quien no le gustaba
el toque techno. Así que tuvimos que llevar la canción al local y empezar de
cero.
Durante todo el proceso de preproducción del disco,
volvíamos una y otra vez a Orfidal, y
no había manera de sacar nada de ella. Cambiábamos la estructura, arrancábamos
con el estribillo, con el coro de las chicas, cambiábamos el orden de entrada
de los instrumentos, el ritmo de la canción… Pero nada. Intentásemos lo que
intentásemos, la canción no caminaba. Llegó a ser muy frustrante, y llegué a
dudar seriamente que la pudiésemos incluir en el disco.
Pero cuando Pablo vino a Madrid a ensayar con nosotros antes
de bajar al Puerto, aportó una visión completamente nueva a la canción a partir
de una idea bastante simple. Nos propuso que empezásemos con la canción a tope,
desde su punto más álgido. Que estuviese arriba desde el principio. Y a partir
de ese concepto tan sencillo, la canción empezó a salir. Pablo y Eli empezaron
a jugar con el ritmo, y Betacam se vino arriba con la idea de hacer una canción
bailable que a la vez fuese superépica. En sus propias palabras: “una canción
que sirva para los anuncios de la Vuelta”.
Y la verdad es que la primera vez que terminamos de tocar Orfidal en el local y, por fin,
funcionaba, me emocioné mucho.
Hombre triste que escribe canciones tristes disfrazadas de felices
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