Los diarios generalistas españoles se han llenado estos días
de loas a Emilio Botín e Isidoro Álvarez tras la muerte de ambos. Dejando de
lado otras valoraciones no menos cuestionables que se hicieron de ellos
(patriotas, solidarios, genios de la estrategia empresarial, etc.) y que
también despertaron en muchos otros lectores la misma sensación de rabia e
indignación que provocaron en mí, detengámonos primero en la perplejidad que
provoca ver que los distintos medios no paren de describir a los dos
empresarios fallecidos como hombres-hechos-a-sí-mismos.
Ya con la muerte del primero me resultó sorprendente que se dijera
que había empezado desde cero, puesto que la actividad a la que dedicó su vida
fue a la banca y era bisnieto, nieto, hijo y sobrino de banqueros. Este dato,
que tampoco se ocultaba en ningún artículo (de hecho, se repetía en todos como
si de una oración mortuoria se tratase), creo que resulta bastante incompatible
con lo de empezar de cero. Quiero decir, si habiendo sido bisnieto, nieto, hijo
y sobrino de banquero hubiera montado un imperio de fontanería, pues igual
podría compartir lo del comienzo desde la nada, perola verdad es que no lo veo.
Cuatro días después, con la muerte de Isidoro Álvarez,
también pude leer numerosos artículos en los que se nos explicaba cómo había
empezado desde abajo en El Corte Inglés. Dos líneas después, se nos explicaba
que era el sobrino del dueño y fundador de la empresa y que fue nombrado
consejero con tan solo veinticuatro años. Imagino que a la hora de dar el
puesto se estuvo dudando hasta el último momento entre él y otros candidatos
que no compartían parentesco.
Bien, pues como decía, después de indignarme un ratito, ya
con la cabeza fría, pensé que el cero en realidad es una cantidad muy
subjetiva, que la nada está sujeta a matices. Ejemplo de ello es las diferentes
realidades que simboliza el cero según se utilice en la escala Celsius de
temperatura o en la Kelvin. Si en la primera el cero se corresponde con el
punto de congelación del agua, en la segunda el cero representa el ceroabsoluto, la temperatura teórica más baja posible, a partir de la cual las
partículas de un cuerpo carecen de cualquier movimiento. El cero en la escala
Kelvin equivale a -273’15 grados centígrados.
Como digo, las escalas responden a diferentes lógicas internas
y todas pueden ser igualmente válidas. Eso sí, si aceptamos que Botín e Isidoro
Álvarez empezaron desde cero (que, oye, ¿por qué no?), habrá que buscar una
nueva expresión para referirnos al lugar desde el que empezamos tantos otros; habremos
de convenir que los demás empezamos en negativo.
De hecho, ahora que lo pienso, me parece una manera mucho más
acertada de expresarlo, porque mientras ellos y otros de su línea empezaron en
las cómodas temperaturas de la escala Celsius, el resto nos movemos en la
gelidez de la otra escala, arrastrando los carámbanos de las cuentas en negativo,
cada vez más próximos al cero absoluto. Un concepto que a ellos, por remoto,
les resulta tan incomprensible como pudiera parecérselo a un estudiante que se
ofusca con la física.
Muy bien apuntado.
ResponderEliminarMenudos 2 hdp.
Love u <3
Hola
ResponderEliminarMe encanta tu blog. Lo he descubierto por casualidad, y me lo he leído casi del tirón.
Felicidades y gracias
J