De las costumbres y deberes sociales que la interacción
humana nos impone, creo ninguno me molesta más que la obligación de ser feliz. Y
no me cabe duda de que el incumplimiento de ningún otro será recibido con mayor
escándalo y preocupación por nuestros semejantes.
Os invito a hacer la prueba y a que manifestéis en alguna
reunión familiar o de amigos vuestro nulo interés en casaros o tener hijos,
vuestra renuncia expresa y notarizada a la medicina occidental, vuestro deseo
de afiliaros a ISIS (¿uno se afilia a ISIS? ¿cómo se entra en una organización
terrorista? ¿habrá mucho papeleo? ¿tendrán permanencia?) o vuestra voluntad de
pasar todo vuestro tiempo libre en orgías poliamorosas interraciales. Si acto
seguido les informáis de que no sois felices, veréis cómo todo lo anterior pasa
desapercibido y todo el mundo se escandalizará por vuestra infelicidad.
No me estoy refiriendo a que les comuniquéis que estáis
deprimidos o estáis pasando una mala racha, ni tampoco al extremo de que estéis
a punto de quitaros la vida; sino, simplemente, a que les expliquéis que, por
lo general, no sois personas felices, lo aceptáis y vivís con ello. Ante semejante
anuncio, el grupo se sentirá amenazado. Nadie entenderá nada. No es tanto que
la sociedad te haya fallado a ti como que tú le hayas fallado a la sociedad. Eres
un foco de contagio, un problema en potencia: “¿Por qué cojones esta persona
occidental que tiene, más o menos, todo lo que una persona normal podría querer
dice que no es feliz? ¿Qué está intentando decirnos? ¿Acaso hay algo que nosotros,
que sí somos felices, no vemos? ¿Nos está llamando estúpidos?”
Y ese es el momento en que debéis rebajar la tensión
diciendo que era broma, que simplemente vais a entrar en una secta sionista
matriarcal (la única sociedad en la que el matriarcado da más miedo que el patriarcado
es la sociedad judía; está comprobado, hay estudios).
Bien, pues sobre esto os iba a hablar hoy, sobre lo mucho
que me molesta que en estas fechas un montón de extraños me deseen feliz
entrada y salida de año (yo seré feliz cuando me dé la gana); sobre cómo, ahora
que todos hacemos balance del 2014, me reafirmo en que, por lo general, hay
gente que siempre cree que ha tenido un año bueno y gente que siempre cree que
ha tenido un año malo, con independencia de lo que les haya ocurrido a cada
uno; sobre cómo creo que los años se parecen mucho entre sí y que no hay
ninguno especialmente bueno (quizás cuando conoces al amor de tu vida o nacen
tus hijos), ni especialmente malo (salvo cuando te encuentran un cáncer
terminal, te desahucian o algo así).
Este era mi tema para la Nochevieja, sí. Manuel Rodríguez, bringing la bajona a las
celebraciones colectivas since 1984.
I killed the party again, I ruined for my friends.
Pero entonces me he encontrado esta maravillosa noticia en
la que se nos informa de que Lucía Extrebarría va a empezar una carrera como Dj
debido a sus problemas económicos (cuando uno es escritor, buscarse un plan de
seguridad económica en el que eres pinchadiscos me parece un plan regular, pero
ella sabrá lo que hace con su vida): http://www.elcorreo.com/bizkaia/gente-estilo/201412/30/lucia-etxebarria-hace-problemas-20141229202517.html
La noticia lleva circulando un par de días, ha sido
compartida por mucha gente, pero pocos han prestado atención a la verdadera
estrella de la misma, eclipsado por Etxebarría, que es el redactor o redactora
que decidió empezar un párrafo de la siguiente manera: "De naturaleza
liante, Lucía ha estado en el corazón de la polémica en repetidas
ocasiones."
Bravo. Esto me ha alegrado el día. A partir de ahora pienso
utilizar “de naturaleza liante” para absolutamente todo:
“De naturaleza liante, Esperanza Aguirre se ofrece como
candidata a la alcaldía de Madrid”.
“De naturaleza liante, mi gata se ha hecho caca fuera de las
arenas”.
“De naturaleza liante, el cordero me ha dado ardor”.
“De naturaleza liante, Kim Jong-un ha bombardeado Massachusetts”.
“De naturaleza liante, me he acostado con tu novia”.
De naturaleza liante, 2014 se termina. Pasad 2015, con su
naturaleza liante respectiva, felices o no, como os dé la gana.
Me encató el artículo, lo mismo he pensado desde hace tiempo. Siglos atrás eran más sensibles a la vida y no te andaban pidiéndo fueras feliz, ¡no eran tan insolentes! En países como el mío (escribo desde México) decir que no lo eres es como insultar a la virgen misma, en verdad, no sé cómo logran seguir creyendo en semejante mito. De ahora en adelante les diré: es de naturaleza liante mandar todo a la chingada ( o como dicen ustedes, a tomar po´l culo) y entre esas cosas esta la felicidad.
ResponderEliminarhttp://www.fgbueno.es/gbm/gb2005mf.htm
ResponderEliminar