miércoles, 13 de marzo de 2013

Rashida Jones.



Estoy enamorado de Rashida Jones. En general, tengo tendencia a enamorarme de las actrices de las series de televisión que veo. Y digo “enamorarme” no en el sentido más honesto del término (no me enamoro de ellas como lo he estado de algunas exnovias, desde luego), pero sí para diferenciarlo suficientemente de la simple excitación sexual. De hecho, la mayoría de estas actrices de las que me enamoro ni siquiera me ponen especialmente cachondo. No suelen ser a ellas a quien busco en páginas de descuidos de famosas o vídeos caseros robados, sino que con ellas suelo fantasear (yo soy muy de fantasear) en otro tipo de situaciones de pareja: despertando juntos, yendo al cine o a cenar, haciendo bromas sobre su propia serie.

Y cuando digo que me enamoro de las actrices me refiero a ellas, no a los personajes que interpretan. Que ya sé que a ellas solo las conozco a través de esos personajes, pero yo-sé-lo-que-me-digo. En mi adolescencia sí que solía enamorarme de los personajes. Estuve locamente enamorado de Rachel Green, por supuesto, y no de Jennifer Aniston, que tiene pinta de perra pasivo-agresiva hasta el punto de volver loco a Brad Pitt, que por lo demás parece ser un tío bastante manejable y fácil de llevar. Estuve enamorado de Brenda Chenowith en esa etapa autofustigadora tan intensa por la que todos pasamos, en la que a la vez te sientes especial y miserable, vacío y artístico, pero no lo estuve de Rachel Griffiths, que sin la neurosis y la ninfomanía que los guionistas de A dos metros bajo tierra habían ideado para Brenda, no dejaba de ser una guapifea más, como hay tantas.


El que probablemente fue el último personaje de ficción televisiva del que me enamoré, algo lejos ya de la coartada adolescente de la que me he servido en el párrafo anterior, compartía serie con Karen Filippelli, el personaje interpretado por Rashida Jones en The Office: Pam Beesly. Pam era muy guay. Por un lado era muy dulce, muy divertida, pero también tenía mala leche para hacer bromas a sus compañeros. Y además, y vale que aquí el mérito es más de la actriz que de los guionistas, era muy, muy guapa, pero de una forma muy sencilla. Pam era, básicamente aquella amiga del instituto de la que siempre estuvimos enamorados, que salía con un tío más guapo y más alto, que se lo pasaba mejor con nosotros, y que, a pesar de ello, nunca pudimos conquistar.

Y, aun con lo fácil que era enamorarse de Pam, un breve vistazo al perfil de imdb de la actriz que la interpreta, bastaba para descubrir, además de una carrera ciertamente estancada, un desfile de peinados horrendos y vestidos horteras que nos revelan a Jenna Fischer como la choni que en realidad es. Por mucho que hayas estado casada con hasta dos guionistas, a mí no me la cuelas.


Con Rashida Jones me ocurre lo contrario. Su personaje en The Office era bastante menos guay, desde luego, aunque también tenía su encanto. Pero de ella me gusta todo. Es guapísima y viste muy, muy bien. Tiene muy buen culo. Pero un culo real, no un buen culo en plan Jessica Alba, sino un culo de caderas anchas, algo gordo y muy bonito. Es bajita. Me gustan las mujeres bajitas. Tiene voz ronca, como si acabase de llegar de after mientras la espero en la cama. Me gustan las mujeres de voz ronca que llegan de after mientras las espero en la cama. Ha elegido bastante bien sus papeles. Ha sido novia de Zooey Deschanel en la ficción. Ha sido cuñada de Tupac Shakur en la vida real. Parece bastante divertida.

Me gustaría ser el novio de Rashida Jones, y a veces fantaseo con ello (yo soy muy de fantasear). Me la imagino preparando desayunos hipercalóricos las mañanas de domingo, comentando a gritos los partidos de fútbol sin rigor alguno, cantando borracha en algún karaoke, yendo juntos a cenar a casa de sus padres. El padre de Rashida es Quincy Jones. Sí, el productor. Fantaseo con el momento en el que le dice “Papá, Manu es músico” y se levanta y pone un cd de Rusos Blancos. Fantaseo con la cara de su padre, que apenas puede terminarse el postre mientras no se molesta en disimular su absoluta desaprobación ante lo que oye. Fantaseo con reírnos de ello juntos al llegar a casa.


4 comentarios:

  1. Te entiendo, yo leo estás cosas y demás... y me enamoro de ti.
    Te seguiré leyendo. ^^

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  2. Muchas gracias, so payasa. No pierdas de vista que soy un hombre soltero XP En serio, me alegra que te guste el blog.

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  3. Yo me puse a fantasear contigo mientras leía, y me encanta Rashida :)
    Hasta me dio curiosidad escuchar a los Rusos Nlancos ;)

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    1. Pues cuando te pongas a escucharnos, ya me dirás qué te parecemos ;-)

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